La poda de invierno es determinante para el desarrollo de la vid, para alargar su vida y asegurar la cosecha del año siguiente. Un trabajo manual que se lleva a cabo en invierno, durante el periodo de reposo vegetativo de la vid.
Las parcelas de Verdeja, el viñedo centenario de Bodegas Menade, se podan con especial cautela, en función de la tipicidad del suelo en el que están ubicadas y su estado de desarrollo.
En Menade, en el caso del viñedo viejo, se poda prestando cierta atención a los ciclos lunares, pues son los que marcan el movimiento de la savia por el interior de la planta, al igual que ocurre en el océano y las mareas.
Según explica Marco, cuando la poda se realiza en nueva o creciente (la savia sube), se favorece un mayor desarrollo vegetativo. Es por lo tanto, un buen momento para podar en aquellas parcelas con un suelo más pobre en nutrientes. Sin embargo, si se poda en menguante (la savia baja), se da preponderancia al a calidad del fruto, se obtienen mejores frutos y mejores sarmientos.
Otro aspecto importante a la hora de poda el viñedo viejo es el punto de corte, que en este caso se realiza en el entrenudo para evitar enfermedades de la madera. Si bien, cuando el diámetro del corte supera el de una manera de 2€ (aproximadamente) es necesario ‘curar la herida’.
Marco pinta los cortes con una mezcla hecha por él mismo, compuesta por agua, sulfato de hierro, ácido cítrico (50 g/l), y una parte de azufre mojable (50 gr). Eso trata de evitar enfermedades endémicas en la zona como la yesca.
Los fundamentos de la poda tanto si el viñedo está en vaso o en espaldera son los mismos, pero no cabe duda de que es necesario prestar atención al tipo de vino que se quiere conseguir, al suelo en el que está plantado, a la variedad y a la edad del viñedo para realizar una poda adecuada.