En Menade estamos contentos y orgullosos de ayudar a mitigar o rebajar la huella de carbono en nuestra producción vitivinícola.
Decidimos participar en el Registro de Huella de Carbono, Compensación y Proyectos de Absorción del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), que recoge los esfuerzos de las organizaciones españolas en el cálculo y reducción de las emisiones de GEI (gases de efecto invernadero) que genera su actividad.
Todas las huellas inscritas vienen acompañadas obligatoriamente por un plan de reducción, y son chequeadas de forma previa a su registro. Cuando se reconoce que una organización ha reducido su huella, es debido a que cumple con un criterio estricto que demuestra una tendencia decreciente de emisiones.
En el año 2022 hemos alcanzado las 30,70 toneladas, y estudiando los ratios de los años anteriores, hemos logrado una reducción de gases de efecto invernadero de más del 22% con respecto al año 2019. Esto significa que, poco a poco, vamos por el buen camino para conseguir que en Menade la huella de carbono sea cero.
Pero, ¿qué es exactamente la huella de carbono? Se trata de la “totalidad de gases de efecto invernadero emitidos por efecto directo o indirecto por un individuo, organización, evento o producto”.
En una primera aproximación el cálculo de la huella de carbono es el producto del dato de actividad por el factor de emisión. El dato de actividad es el parámetro que define el grado o nivel de la actividad generadora de las emisiones de GEI. El factor de emisión supone la cantidad de GEI emitidos por cada unidad del parámetro “dato de actividad”. Estos factores varían en función de la actividad que se trate.
El objeto principal del informe es el cálculo e inscripción en el Registro del MITECO de la huella de carbono de la organización para el año 2022. Para ello, se calculan las emisiones de CO2 equivalente a la actividad de la empresa en el año de estudio y se analizan las acciones voluntarias oportunas para combatir el cambio climático.
La apuesta por la promoción de biodiversidad en la viña, el empleo de cuidados naturales para la vid – como ozono o infusiones de plantas aromáticas-, el uso de botellas poco pesadas o la instalación de placas fotovoltaicas en la cubierta de la bodega para el suministro de electricidad, son algunas de esas acciones.
Para la realización de este estudio se han identificado las principales fuentes de emisión de gases de efecto invernadero (GEI) de la organización. Se considera de este modo un balance de emisiones de la actividad que realiza la organización. La cuantificación permitirá ser conscientes del impacto que genera la actividad desarrollada en el calentamiento global, convirtiendo de esta manera la huella de carbono en una herramienta de actuación y sensibilización de gran valor.